La periostitis es la inflamación de una membrana que cubre el hueso de la tibia, denominado el periostio. El periostio está constituido por dos capas, externa , formada por tejido fibroso, vascular y resistente que sustenta y ofrece sensibilidad al hueso e interna , que se ocupa de renovar la estructura ósea.
En casi la mitad de los casos afecta a ambas piernas simultáneamente. Esta lesión se produce en pleno desarrollo de la actividad física manifestándose como un leve dolor o quemazón que va incrementandose progresivamente y de forma paralela al esfuerzo que se está realizando. Cuando el dolor alcanza una tensión muscular excesiva, el deportista sentirá calambres y rigidez en la zona simplemente con el contacto del pie con el suelo por lo que está obligado a finalizar el entrenamiento.
Se produce por las vibraciones que recibe el periostio como consecuencia del impacto continuo de los pies contra el suelo .Por tanto , los factores que conllevan a sufrirla son:
Fuertes aumentos de intensidad o volumen del entrenamiento que puede llegar a triplicar el impacto que reciben las extremidades inferiores.
Los cambios de superficie sobre los que se realice la actividad física como suelos irregulares, cuestas, terrenos duros (asfalto)…
Una mala amortiguación del calzado, que éste se encuentre desgastado o no se adecue a la estructura del pie.
La descompensación muscular y la biomecánica del propio individuo al caminar (excesiva pronación).
Podemos prevenir padecer periostitis teniendo en cuenta los siguientes aspectos:
– Evitar los terrenos duros.
– Corregir la pisada con un especialista o con calzado adecuado.
– No realizar aumentos bruscos de intensidad.
– Fortalecer el músculo tibial anterior.
– Realizar estiramientos haciendo hincapié en gemelos y sóleo.
Autora:
Ana Valme Carmona